“La
constitucionalidad del matrimonio homosexual
Así
que el lector comprenderá que ante la decisión del Tribunal Constitucional de España
sobre estas materias de las uniones
entre personas del mismo sexo, quien esto escribe se haya sentido obligado a
reflexionar consigo mismo y a revisar sus convicciones al respecto.
APB,
DEL COLECTIVO DEL CENTRO EUROPEO PRO ASESORAMIENTO Y NEGOCIOS SCP (CEAN).
(Editorial en “El Imparcial”, 07-11-2012)
“Hay resoluciones del Tribunal Constitucional -por desgracia, bastantes- que suelen generar abundante controversia. La que avala la constitucionalidad de la unión entre personas del mismo sexo con la nomenclatura de “matrimonio homosexual” no será una de ellas. Habrá quien quiera hacer demagogia a propósito del recurso que el PP interpuso en su momento, aunque las razones fueron más nominalistas -“matrimonio” o “unión”- que de fondo. En realidad, nadie proponía una diferencia en derechos. Se cuestionaba una etimología y la oportunidad de llamar a lo distinto como diferente, si ninguna connotación derogatoria al respecto. De hecho, fue un ayuntamiento popular -cuando Alfonso Alonso era alcalde de Vitoria- el primero en habilitar un registro para parejas de hecho sin distinción de género.
Hoy son otras las inquietudes de la
sociedad española. El hecho de los matrimonios entre personas del mismo sexo
-por lo demás, una cifra muy escasa- es algo ya asumido socialmente. No debería
serlo, en cambio, la demora en solventar un recurso interpuesto en 2005; siete
años ha tardado el TC en resolver una cuestión de escasa complejidad jurídica.
Marcado tras el bochornoso espectáculo de la sentencia sobre el Estatut de
Cataluña, últimamente cada vez que el Constitucional se pronuncia deja entrever
más sombras que luces. Es el precio de una excesiva politización, a la que
muchos de sus miembros se prestaron -y aún se prestan-. Una cuestión de este
tipo debería haberse sustanciado mucho antes, y sin tanto ruido. “ ...
He
de reconocer que en mis tiempos de iniciación en los ambientes de la Justicia,
el tema de las uniones o de las relaciones entre homosexuales eran tan fuera de
lugar, implicaban tantos tabúes, que hasta son de recordar procesos del turno
de oficio en los que hube de intervenir por la aplicación de la Ley de Vagos y
Maleantes, en los que se aplicaban las llamadas “medidas de seguridad” a
quienes se conceptuaba –probablemente de manera irregular—como tales.

Y
no se trata de una pura entelequia, porque hoy mismo una compañera de trabajo, espabilada colega, me inquirió sin venir demasiado a cuento, sobre mi
opinión.
Y
cuando uno ha de expresar su criterio sobre cuestiones algo complejas, siempre
surge aquel punto de vacilación y duda que se salva con veteranía, aunque no
siempre con acierto.
Todo
viene a propósito de la reciente decisión del Tribunal Constitucional, que ha sido,
al parecer aceptada (por los de la derecha con cierta cobardía reticente) de manera
pacífica en nuestro país, aunque para más de uno haya podido significar un
atentado o transmutación de sus principios éticos y personales,
Bien;
que quede claro que no me parece adecuado que se denomine “matrimonio” a la
unión entre personas del mismo sexo, porque el vocablo alcanza su plena
significación cuando se trata de la unión del hombre con la mujer, al margen de
lo que digan las constituciones y lo que opinen los tribunales constitucionales
del mundo, singularmente politizados –como el español— e influidos por las tendencias
sociales, en muchas ocasiones ni siquiera consolidadas.
Aunque
si de lo que se trata es de que se confirme un reconocimiento y se brinde una “protección”
legal a las uniones entre personas del mismo sexo, bien estará que se brinde la
seguridad jurídica. Como la que gozan las llamadas “parejas de hecho”, que
todos sabemos lo que son…
Porque
acontece que en estos tiempos nuestros, en los que parece que el signo de la
seguridad es la ausencia de tribulación, cuando una cosa es admitir y tolerar y
otra bien distinta consagrar como regular y normal; sí, en estos tiempos de ahora, las uniones entre
seres del “mismo rango” (entiéndase género, palabra muy al uso) no dejan de ser
excepcionales, “rara avis”, por mucho que se empeñen los progresistas de baja
estofa en hacer general lo que no deja de ser particular, o al menos poco
común.
Así
pues, no acaba de entenderse esa euforia mal contenida entre los gays y lesbianas
por el hecho de que no se haya declarado inconstitucional la unión entre ellos,
porque una cosa es que se considere –de forma bastante hábilmente forzada, por
cierto— que esas uniones pueden llamarse de una u otra manera, y otra bien distinta
que esas uniones pasen a constituir otra formal “regular” y usual del
matrimonio.
Que
en definitiva, desde el origen de los tiempos hubo matrimonios –entre hombre y
mujer— y hubo uniones homosexuales, bien que generalmente reprobadas.
Mas
pasar de la categoría de realidades a la de “realidades consolidadas” es otra
cosa; como pasar del “ser” al “estar”; porque lo que es, “es”; y lo que “está”
puede permanecer (y en ese caso se transmutará a “ser”) o bien se esfumará…
Vivan
felices, siéntanse reivindicados los gays y las lesbianas; siéntanse respetados
por nuestra parte; estimen que apreciamos sus valores de autenticidad y
reivindicación. Otras facetas tal vez no alcancemos a comprenderlas…
Ahora
bien; que nos permitan seguir con nuestras formas de vida y tradiciones, aunque
para ello deban todavía tener la paciencia de que la sociedad les reconozca –
lo que por el momento no acontece— que ellos son iguales que los demás.
Y
ello, por mucho que la progresía del Tribunal Constitucional español diga lo
que diga…
"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores".-
Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.
APB,
DEL COLECTIVO DEL CENTRO EUROPEO PRO ASESORAMIENTO Y NEGOCIOS SCP (CEAN).
Creo personalmente que la pareja homosexual es una unión de dos personas que se ama, igual que una pareja heterosexual. Nombrar esa unión matrimonio, unión, pareja, ...etc...es lo de menos, lo importante es que se les ortoga los mismos derechos que a cualquier otra unión de heterosexuales. Ya han pasado los tiempos que los heteros son lo normal y los demás....digamos, otra cosa. Siempre recordemonos de los padres o madres que "han salido del armario" en los años 90, dejando a la familia bociabierto....dejando esposa/marido y niños "sin" familia. También recordar que antiguamente era MAL visto llegar al matrimonio haber experimentado relaciones sexuales antes...hoy en día "lo raro" es la persona que llega al matrimonio SIN haber tenido experiencia sexuales con anterioridad...Simplemente, el mundo está evolucionando, por lo contrario aún estaríamos trepando los arboles....
ResponderEliminarAdemás, ante dios TODOS somos iguales....se dice...
Ahora toca seguir fomentando el respeto mutuo, nadie en este mundo es mejor o peor que otro, somos humanos con dos ojos, brazos, piernas,...y UN corazón...ni más, ni menos!