“Mucho ruido y pocas
nueces” (Much ado about nothing, en la
versión original) es una obra teatral en forma de comedia romántica escrita por
William Shakespeare.
Ya sabemos que las nueces al abrirlas hacen mucho ruido, pero ¿cuándo se
usa este refrán?. Pues decimos “Mucho ruido y pocas nueces” para referirnos a hechos
exagerados que logran objetivos mínimos. También se usa para las
promesas que no se cumplen, la palabrería, un reproche a la falsedad o a la
fanfarronería, a la apariencia”
(De Wikipedia y otras
fuentes)
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“DESAHUCIOS | Tras el real decreto aprobado
por el Gobierno
Afectados por la hipoteca denuncian que habrá que competir 'en
desgracias'
La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau,
ha denunciado este viernes que el real decreto
aprobado por el Gobierno para frenar los desahucios de las personas más
vulnerables pondrá "a la
gente a competir para ver quién está más enfermo y quién es más
desgraciado".
El real decreto del Ejecutivo central prevé crear un parque de viviendas sociales
con un alquiler barato para personas desahuciadas y fija el umbral de renta
para acogerse a estas medidas en 3 veces el IPREM, que sean familias numerosas,
familias con menores de tres años, incapacitados o dependientes, deudores en
paro y sin prestación por desempleo o en supuestos de violencia de género.
"Vamos a poner a la gente a competir para
ver quién está más enfermo y quién es más desgraciado para ver si entras o no en este
decreto. No tiene sentido", ha aseverado Colau en declaraciones a la
Cadena Ser.
Dicho esto, ha recordado que "todas las voces que se han escuchado
desde el mundo judicial también lo han dicho así" y ha concretado que en
ese ámbito se ha advertido de que
"esto no va a cambiar la realidad de los juzgados la semana
que viene ni las deudas de los afectados".
"Para nosotros toda la gente
afectada es vulnerable, en la medida en que nadie deja de pagar su
vivienda por voluntad propia sino que, en prácticamente todos los casos,
estamos hablando de una situación de necesidad provocada por una crisis y por
un 26% de paro", ha argumentado.
"El código de buenas prácticas era un código al que sólo se podía
acoger la gente en riesgo de exclusión social y, al final, han sido pocas decenas o pocos centenares de
personas los que lo han podido utilizar. Insistir en esa formula yo creo
que es una falta de respeto a la ciudadanía y, en particular, a la gente
afectada", ha concluido.
(De “El Mundo”, 16/11/2012)
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Mucho
se ha escrito sobre la injusticia que entrañan muchas de las ejecuciones
hipotecarias que se vienen realizando por los Tribunales españoles, como
consecuencia del enorme incremento de impagos e incumplimientos de los créditos
hipotecarios concedidos para la adquisición de viviendas en tiempos bastante
recientes.
Es
bien cierto que la banca se lanzó de forma imprudente a conceder créditos con
garantía hipotecaria, tratando más de hacer un negocio puntual y coyuntural que
de desarrollar una política social de acceso a la vivienda.
Es
también muy cierto que hubo muchas personas que accedieron a esas
financiaciones de forma imprudente, cuando carecían de medios estables para
afrontar las responsabilidades que contraían.
Pero
también es una gran verdad que bastantes de las gentes que se comprometieron
mediante garantía hipotecaria para la adquisición de su hogar se han visto
frustradas por el desastre económico que viene asolando nuestro país y otras
naciones europeas, hasta el punto de que han perdido su trabajo, han consumido
el subsidio de desempleo y han llegado a agotar la ayuda de supervivencia,
mínima, que se concede a los “casos terminales”.

Entran
así en colisión la exigencia de seguridad jurídica respecto de las hipotecas
(decíase, cuando estudiábamos la carrera de Derecho, que la hipoteca era la
institución proviniente del Derecho Romano, que más seguridad de cumplimiento o
resarcimiento ofrecía), que son el contrato de garantía por excelencia y la
exigencia de protección social a los menos poderosos.
En
ese trance, los políticos, que son quienes casi siempre legislan a golpe de
conveniencia, se han dejado llevar por los impactos sociales de algunas gentes
que, en su desesperación por la pérdida de su vivienda, han puesto fin a sus
vidas, y casi no han reparado en que en un estado de Derecho, hay que velar por
los intereses de toda la ciudadanía, controlando la correcta marcha de la economía.

Aunque,
por otra parte, había que dar un golpe de timón y mostrar sensibilidad y
protección hacia esas clases en peligro de quedarse sin hogar.
De
esta guisa se ha “parido”, deprisa y corriendo, tarde y mal, ese Real
Decreto-Ley, que parece redactado más desde un gabinete en la luna que desde
unos expertos jurídicos y sociales, ya que apenas si contiene protección para quienes
sufren las penurias de su asfixia económica y los agobios de su inmediato
lanzamiento.

Ésta
es le realidad, y de ella debemos hacernos eco, porque como juristas defendemos
la seguridad jurídica que emana de nuestro Código Civil y legislación
complementaria; pero también como juristas (recuérdese, "non queremos semeiar boceros, mas queremos semeiar omes que fazen derecho") hemos de ser sensibles a la realidad
social, que es en definitiva el bien común a proteger desde la Justicia.
¿Por
qué en vez de decirse que se reducen gastos sin hacerlo realmente no se lleva a
cabo un a auténtica política de austeridad, y con su ahorro se efectúa una dotación económica adecuada para subvenir,
por vía de ayudas y beneficencia, las necesidades de vivienda?
¿Por
qué no se tiene la valentía de establecer unos sistemas previos de arbitraje y
conciliación –obligatorios, claro está— para discernir en cada caso de ejecución
hipotecaria, si ésta es oportuna o procedente en función de la situación social
y familiar del deudor, y así establecer moratorias u otros sistemas paliativos?
¿Por
qué sigue sin diseñarse una auténtica política de alquileres accesibles, como
la que prima en muchísimos países extranjeros?

“Más
ruido que nueces”, sí, como ya expresó en frase antológica el inigualable
Shakespeare.
Y
“más palabras que hechos”, añadimos por nuestra parte.
Pues en definitiva, ya dice el refrán que "la avaricia rompe el saco", y eso va a ocurrir.
Pues en definitiva, ya dice el refrán que "la avaricia rompe el saco", y eso va a ocurrir.
¡Ojalá
los vientos de la Justicia comiencen a soplar inspiración a los legisladores y
a los gobernantes y las casas que hoy son prácticamente de los bancos se
conviertan en hogares felices! !Y sin deudas inasumibles!
“Se piensa que
lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se
piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para
todos, sino para los desiguales.”. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
EL COLECTIVO DE JURISTAS DEL CENTRO
EUROPEO PRO ASESORAMIENTO Y NEGOCIOS, SCP (CEAN, SCP)
Por qué no se ha podido resolver este tema de verdad...primero, aprendemos todos desde niños, que las prisas son malas compañias. Segundo, hubo realmente interés por parte de la politica de este pais (y no me refiero solamente al gobierno, incluyo también a la oposición...), y tercero, quien se atreve de meterse con los dueños de los pisos y casas, los bancos? Volvemos a la historia de siempre, él quien realmente manda en este nuestro pais es la banca, y nadie les indica realmente por donde deben tirar, son ellos que mandan y deciden.
ResponderEliminarLeo con verdadero placer tu blog, veo que profundizas mucho en los problemas actuales.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Saludos cordiales
Querido amigo:
ResponderEliminarHace muchos años que mi padre me enseñó que si pretendes algo en los tribunales, debes de pensar: 1º que tengas razón, 2º que lo sepas exponer y 3º que el tribunal te la quiera dar.
De donde resulta que la tercera es la más elemental y en manos de gentes que pueden manipular cualquier proceso para que resulte lo que interesa a quién sabe quien. Platón lo descubrió hace siglos. es como la naturaleza del agua, la puedes descubrir, pero no cambiarla.
Una sociedad en la que los jueces de altos tribunales autorizan con sus leyes el asesinato de niños en el seno materno y escribe en papel que un matrimonio puede ser el formado por personas del mismo sexo, no merece ser considerado en nada distinto de la basura. Ya conozco la cantinela de que las leyes no las hacen los jueces, que ellos solo las hacen cumplir. Esa es buena doctrina para analfabestias. La palabra justicia es impropia del mundo real en el que vivimos. Solo tiene sentido si hablamos de Dios.
Saludos del antiguo compañero de la I.P.S. en Montejaque
Manuel Font