“Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”.- Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.
“El ex mayordomo del Papa ingresará hoy en
prisión al no presentar recurso
(Efe | Ciudad del Vaticano, 25/10/2012)
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En el juicio |
El ex
mayordomo del papa, Paolo Gabriele, condenado a año y medio de cárcel por el robo con
agravantes de documentos reservados de Benedicto XVI, ingresará
hoy mismo en una celda del cuartel de la Gendarmería vaticana, al no haber recurrido la sentencia del pasado
6 de octubre.
Así se lee
en un comunicado publicado por la Oficina de Prensa del Vaticano que explica
como al no haber presentado una apelación a la sentencia en primera instancia
la condena "se hace definitiva".
El
portavoz del Vaticano, Federico
Lombardi, explicó que Gabriele ingresará hoy mismo en la celda y afirmó
que "queda aún abierta" la posibilidad
de que Benedicto XVI le conceda la gracia.
En el
texto del veredicto, publicada el pasado 23 de octubre, ya se informaba de que
Gabriele cumpliría su condena en una prisión del Vaticano y que la sentencia se
haría firme en el periodo estipulado si no se presentaba la apelación, al no
haberse aplicado los beneficios de la ley respecto a la suspensión de la pena.
La
Secretaria de Estado vaticano también hoy emitió un comunicado en el que
afirmaba que con la sentencia en firme del juicio contra Paolo Gabriele "termina un asunto triste, que ha tenido
consecuencias muy dolorosas".
"Se
ha ofendido personalmente al Santo Padre, se ha violado el derecho a la
privacidad de muchas personas que se habían dirigido al papa por su posición,
se ha creado un perjuicio a la Santa Sede y a varias de sus instituciones, se
ha creado un obstáculo a las comunicaciones entre obispos del mundo y la Santa
Sede y causado un escándalo en la comunidad de los fieles", agregó la
Secretaria de Estado.
Asimismo,
continúa el comunicado, "durante varios meses se ha turbado la serenidad
de una comunidad que trabaja cotidianamente al servicio del Sucesor de
Pedro".
La
Secretaria de Estado consideró además que el proceso a Gabriele se
"desarrolló de manera transparente y ecuánime y en el pleno respeto del
derecho a la defensa".
Comentando
la sentencia, explicaron que esta rechaza cualquier tipo de "conjeturas
sobre la existencia de complots o implicación de otras personas".
También la
Secretaria de Estado señaló cómo, a pesar del encarcelamiento, es posible
"la eventualidad de una concesión
de la gracia" por parte del papa y subraya que ésta
"presupondría razonablemente un arrepentimiento por parte del reo y la
sincera petición de perdón al Sumo Pontífice y a todos aquellos quienes han
resultado ofendidos".
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Las cartas secretas |
El
tribunal vaticano que juzgó a Gabriele, presidido por Giuseppe Della Torre, consideró para dictar dicha pena que el robo
de cientos de documentos reservados enviados al papa y a su secretario, Georg
Ganswein, constituye una acción lesiva contra el pontífice, la Iglesia Católica
y el Estado de la Ciudad del Vaticano.
"La
acción de Gabriele ha violado no sólo el fundamental derecho a la buena fama y
a la privacidad de todas las personas afectadas, sino también el secreto que
corresponde a los actos de un soberano (el papa es soberano del Estado de la
Ciudad del Vaticano)", señalaba el texto.
El juicio
al informático Claudio Sciarpelletti,
de 48 años, acusado de presunto encubrimiento por este caso comenzará el
próximo 5 de noviembre y por este delito podría ser condenado hasta a un año de
cárcel.”
(De “El Mundo”)
…
El Tribunal
vaticano
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El Tribunal |
Para encontrarse en el Estado más
pequeño del mundo, el Tribunal de la Ciudad del Vaticano debe afrontar una
enorme cantidad de trabajo: 640 procesos civiles y 226 penales en 2001, ante
una población verdaderamente minúscula de apenas 492 personas. El sistema,
hasta ahora, ha funcionado bien, si bien podría colapsarse en los próximos
años.
Lo advierte, en la relación que presentó durante la apertura del Año Judicial del Tribunal vaticano, el promotor de la justicia, es decir el procurador general del Tribunal, el abogado Nicola Piccardi.
El elevado número de procesos en el Vaticano no debe sorprendernos: no son tanto los ciudadanos y los residentes vaticanos los que son particularmente “litigiosos”, más bien es la consecuencia del hecho de que cada año entran al Vaticano, sobre todo a la Basílica de San Pedro y a los Museos Vaticanos, alrededor de 18 millones de peregrinos y turistas. No es una casualidad que la mayor parte de los delitos cometidos en el Vaticano son robos de toda índole, a menudo perpetrados contra los visitantes del estado más pequeño del mundo.
A pesar de la cantidad de trabajo, según Piccardi, el ordenamiento judicial del Vaticano es «un aparato suficientemente equilibrado y eficiente», es más, «ágil y armónico», capaz de una productividad impresionante.
Lo confirma la duración promedio de los procesos, muy inferior con respecto a los de Italia; los procesos penales duran, en promedio, 18,8 días, con instructorias de 270 días, mientras que para los procesos civiles se requieren unos 13 días en promedio. Una duración -indicó el promotor- que puede aumentar desmesuradamentem hasta alcanzar muchos años, cuando los procesos se vuelven más complejos, sobre todo porque un sitio como la Ciudad del Vaticano debe conducir prácticamente todas sus averiguaciones e instructorias en colaboración con estados extranjeros.
Sin embargo, los buenos resultados no deben hacer que se olviden los riesgos que acarrea el aumento de las competencias del sistema judicial vaticano de los últimos años. Primero fueron introducidas las causas de trabajo para los empleados del Vaticano y de los entes relacionados con él, después -y aquí se encuentra el mayor riesgo- fueron introducidos nuevos delitos en materia económica y financiera, gracias a la normativa anti-reciclaje vaticana que entró en vigor el año pasado.
Lo advierte, en la relación que presentó durante la apertura del Año Judicial del Tribunal vaticano, el promotor de la justicia, es decir el procurador general del Tribunal, el abogado Nicola Piccardi.
El elevado número de procesos en el Vaticano no debe sorprendernos: no son tanto los ciudadanos y los residentes vaticanos los que son particularmente “litigiosos”, más bien es la consecuencia del hecho de que cada año entran al Vaticano, sobre todo a la Basílica de San Pedro y a los Museos Vaticanos, alrededor de 18 millones de peregrinos y turistas. No es una casualidad que la mayor parte de los delitos cometidos en el Vaticano son robos de toda índole, a menudo perpetrados contra los visitantes del estado más pequeño del mundo.
A pesar de la cantidad de trabajo, según Piccardi, el ordenamiento judicial del Vaticano es «un aparato suficientemente equilibrado y eficiente», es más, «ágil y armónico», capaz de una productividad impresionante.
Lo confirma la duración promedio de los procesos, muy inferior con respecto a los de Italia; los procesos penales duran, en promedio, 18,8 días, con instructorias de 270 días, mientras que para los procesos civiles se requieren unos 13 días en promedio. Una duración -indicó el promotor- que puede aumentar desmesuradamentem hasta alcanzar muchos años, cuando los procesos se vuelven más complejos, sobre todo porque un sitio como la Ciudad del Vaticano debe conducir prácticamente todas sus averiguaciones e instructorias en colaboración con estados extranjeros.
Sin embargo, los buenos resultados no deben hacer que se olviden los riesgos que acarrea el aumento de las competencias del sistema judicial vaticano de los últimos años. Primero fueron introducidas las causas de trabajo para los empleados del Vaticano y de los entes relacionados con él, después -y aquí se encuentra el mayor riesgo- fueron introducidos nuevos delitos en materia económica y financiera, gracias a la normativa anti-reciclaje vaticana que entró en vigor el año pasado.

El Tribunal vaticano, explicó Piccardi, en materia económica y financiera «está
investido de la jurisdicción penal, no solo por los hechos y actividades que
conciernen a sujetos y entes del Estado de la Ciudad del Vaticano, sino también
por lo que tiene que ver con los Dicasterios de la Curia Romana y los
Organismos y entes que dependen de la Santa Sede». En la práctica, termina «por
asumir el papel de una autoridad jurisdiccional ultraestatal»; por ello, «para
estas nuevas funciones será necesario ofrecer un aumento del orgánico
congruente».
De cualquier manera, según el promotor, gracias a la ampliación de su sistema
jurídico, el Estado de la Ciudad del Vaticano se está convirtiendo cada vez más
en un «Estado de Derecho» con todas sus letras, en el que la ley es soberana.
Después de su nacimiento, explicó Piccardi, «superadas las concepciones
originales de Estado patrimonial y de Estado teocrático o hierocrático, el
Estado Vaticano, al carecer de una Comunidad propia, se ha ido calificando como
Estado aparato, que, como tal, se gobierna a sí mismo». Pero ahora, añadió,
gracias a las innovaciones que ha introducido el Papa Benedicto XVI, también el
Estado Vaticano «se ha ido progresivamente “auto-limitando”, sometiéndose al
propio derecho y, de esta forma, se ha transformado de Estado aparato en un
Estado de derecho».
(De Internet)
…
Llama la atención que en uno de los estados
minúsculos que hay en el mundo, tal vez el más pequeño, se desarrolle
actividad judicial, y especialmente que ésta tenga lugar en un ámbito tan
especial como en el estado que es la sede universal de la Iglesia Católica.
Y es que por doquiera que el hombre more, la
necesidad de la Justicia, no ya como virtud, sino como exigencia para el buen
orden social, y la necesidad de la Administración de Justicia son ineludibles.
No deja de llamar la atención y es sintomático, que
en el Vaticano, “cabeza y casal” de la Iglesia Católica, que predica y trata de
poner en práctica aquello del perdón y de la caridad, sea necesaria la
administración de justicia.
Pero es evidente que la naturaleza humana y el ser
humano llevan ínsita la posibilidad del error y de la infracción de la norma, y
por ello, siempre ha de preverse la necesidad de dirimir los litigios y de
proteger la sociedad.
Diría el puritano que en el Vaticano todo debería ser bien y
virtud, pero bien se alcanza que no es así, porque el hombre no deja nunca de serlo con sus limitaciones, y que la presumible utopía del bien
está a veces ausente, como en cualquier otra parte del mundo.
Y, en efecto, ha alcanzado importante relevancia en
los medios de comunicación el juicio al mayordomo del Pontífice, por apropiarse
y divulgar documentos confidenciales y secretos.
Ya se conoce la sentencia, y se especula sobre si
cumplirá su condena, y en el propio territorio vaticano, o si alcanzará perdón
papal.
No nos detenemos a pensar que la Iglesia Católica
pueda sustraerse a aquel apotegma jurídico de “Justitia dulcore misericordiae
temperatur” (La Justicia se modera con la misericordia), porque “Summum ius,
summa iniuria” (El máximo Derecho, la mayor injusticia”), pero ello nos
conduciría a la temática del derecho de gracia,
a la polémica de la amnistía y del indulto, de la libertad condicional y
de todo lo demás, tan en boga actualmente en nuestro país, con motivo de la
excarcelación por motivos humanitarios de presos etarras. Es mejor relegarlo a otro momento.

No entramos ni salimos en la condena del mayordomo
del Papa, que si condenado ha sido es porque el Tribunal vaticano le ha
considerado culpable, y en principio hay que respetar las decisiones de los órganos que imparten justicia, pero sí aprovechamos la noticia para recordar que la
Justicia (con mayúscula) hay que llevarla siempre “a cuestas”. Bien porque se corrompe, bien
porque se necesita. Bien porque si no se cuida, llega a corromperse.
“Sin
piedad la justicia se torna crueldad. Y la piedad sin justicia, es debilidad”.-
Pietro Metastasio (1698-1782) Poeta italiano.
EL COLECTIVO DE JURISTAS DE CEAN, SCP